Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas... necesarias

OrquideAlucinadA

mis pruebas

(bolsillo/mis pruebas)

Ejemplo de Tabbox

Poesía

De rocas y amapolas

He visto las amapolas en el reino de las rocas,
la sonrisa tibia en la tormenta de puños,
y ví florecer un imposible en las grietas del mundo.
este sufrimiento mío,
señores,
no es autocompasivo,
es un grito de alerta a los ojos dormidos.

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Prosa

Aproximanción a la poesía

La poesía es quizás el arte más incomprendido (y menos difundido) por lo inasible, ya que pertenece y está dirigido al mundo de las ideas, a ese universo quebradizo, voluble, contradictorio, pleno de infinitas bifurcaciones, efímero en su incosistente levedad (como el humo de un fantasma incinerado por el fuego de la palabra) que es el intelecto.

Es el elemento que altera decididamente nuestras propias abstracciones, nuestros deseos más incógnitos, nuestras imágenes más oníricas, nuestras angustias más soñadas o nuestros placeres más temidos.

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Humor

Grajeas de ternura almibarada

AMOR AJADO

“¿Por qué -preguntas, amada-
de mis brazos tú te has ido?”
No soporto, vida mía,
tu aliento de ajo podrido.

FERMENTO DE PASIÓN

Nuestra relación se ha vuelto,
por momentos, muy ingrata.
No sé, mi amor, si será
por tus berrugas o el muerto
que se fermenta en tus patas.

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Nubes a cuerda

Nictoplasma

Revuelvo con un dedo
la viscosa espesura de la noche

negro…

más negro…

menos negro…

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Ocaso aplacó tus vapores agresivos
y una brisa a contramano
no alcanza a rizar tu epidermis aceitosa
cuyas lácteas lunecencias
ondulan, como boas ancestrales,
hacia un remoto origen de yemas optimistas.

Cinta de luto, aún más anochecida,
con una hebilla de plata que trae del recuerdo
orillas frescas y juncos estremecidos.

¡Pobrecito animal manso y apaleado!
En tu agónico reptar de pluviales movimientos
aún persiste la memoria del vergel y los jazmines.
Esta noche olvidás la ofensa suburbana
y brillás,
generosa guirnalda que se tiende

desde mi desazón al ojo ebúrneo
que nos mira discurrir conjuntamente
en un intento terco y obcecado
de mantener el cauce y la mirada.

Desde el puente,
tus reflejos de ameba iridiscente
estallan calmos, me dilatan, me contraen,
en un musical silencio de latidos apagados.

¡Contagiame la gracia
que, aún en los estertores subcutáneos de tu muerte,
le gritás a las ruinas fabriles de tu vera,
que, atónitas,
en su limbo lunar de grúas oxidadas,
no entienden (pobreza mineral)
que en tu lecho de barros venenosos
subyace el germen resistivo de tu vida!