Secciones
Camino por un desierto
de ladrillo rúsitco
molido
donde asoman expectantes
erizados cactus
redondos y petisos
En el cielo tranquilo de la tarde
donde unos dorados pájaros
bordan nubes con su sangre
una boca de diamantes sonríe para hablarme
y en un aliento de plata
que sacude el piso sordamente
escucho sus palabras:
En un rayo pálido,
por ese camino de luna de destino inexorable
sentirás que bajo
y acodado en alféizar de tus ojos
conversaré con ese abismo amado
arrojaré mis monedas
esperando que llegue al fin la barca
que nos lleve a un horizonte de arenas y turpiales
de remolinos de suaves amapolas
en donde extraviar para siempre las distancias.
— DHB
Escojo un pincel de cerdas finas y elásticas
y lo embebo apenas en el tinte de tus ojos
Con movimientos voluptuosos voy trazando círculos
curvas
ojos
corazones sangrantes
Con una pequeña espátula
tomo porciones del bermellón impiadoso de tu boca
y aplico texturas que corten la tediosa lisura
en precisas secciones del lienzo leve
oscuro
transparente como la sombra que
por momentos sobrevuela tu rostro
Con mi dedo impertinente
aplico un sutil roce en la canela de tu cuello
y esbozo bordes difuminados en los espectros
que lentamente van surgiendo
Nos miramos a luz y a contraluz
hurgamos nuestras entrañas
centrifugamos las ideas
para analizar sus sedimentos
nos revolvemos
nos desmenuzamos
cocemos nuestras heces
en nuestras propias lágrimas
espectrografiamos los versos
que en la borra de la sangre
huérfanos quedaron
El pájaro se hizo luz en la mañana,
robándole al sol su rayo voluptuoso
para convertirlo en espada vencedora
de la monotonía azul de las alturas.
Se elevó en curva amenaza
e hirió al cielo de un tajo florecido,
cuyo vientre gozosamente abierto
vació su entraña de irisados cantos.
Y el trino aguerrido de su aurora
enmudeció las penas e iluminó los campos.
— DHB
Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas… necesarias para quien las profiriera